jueves, 7 de junio de 2012

Una noche inolvidable


Era una noche oscura, ella ya estaba dispuesta a dormir, cuando recibió una llamada. Era él, quería verla, llegaba en 2 minutos. Apresurada se cambio y se paró al costado de la puerta a esperar que tocara el timbre. Pasaron 10 minutos y nada. Decidió llamar.
- Ya llegué, estoy afuera, baja por favor- dijo él. 
- Ya voy- dijo ella muy entusiasmada.
Salió del departamento rápidamente y bajó por la escaleras desde el 6to piso. Cuando llegó al primer piso, se miró en el reflejo de la puerta y luego prosiguió a la salida. Ahí estaba él, parado al lado de su auto, esperándola con un ramo de flores y su guitarra. Ella se le acercó un poco nerviosa y temerosa. Él la miró fijamente a los ojos y se le acercó. El frío aumentaba y ella empezaba a temblar, no sabia realmente cual era la razón, simplemente temblaba. 
El tiempo pasaba y nadie decía nada, sólo se miraban y ninguno entendía por qué. No era necesario hablar, sus ojos lo decían todo, pero él decidió dar el primer paso. Le entregó las flores y comenzó a tocar la guitarra. Ella estaba paralizada, no sabía que hacer. El tiempo pasaba y él seguía tocando. 
La noche iba avanzando y la oscuridad se hacía cada vez más grande. Eran ya cerca de las 12.00 de la noche, él acababa de terminar de tocar y ella estaba atónita, no sabia que decir.
- ¿Te gustó?- le preguntó él con una voz muy dulce y alegre.
- Sí, estuvo muy bonita- dijo ella con una sonrisa en el rostro- ¿Puedo hacerte una pregunta?- dijo ella antes de que él pudiera decir algo más.
- Dime. 
- ¿Por qué hace esto?
Él miró desconcertado, se puso pálido; no sabía como responder.
-Pues...... es que eres una chica muy especial para mí y quería demostrártelo de una forma muy especial, ¿Que no te gustó?!
- Noooo.... fue muy lindo de tu parte, sólo quería saber por qué.

Él la miró fijamente y se le acercó lentamente, ella no se movió. Se acercó hacia ella y le dijo al oído: "Las razones no son importantes". Ella sonrió aliviada y a la vez extrañada. Se rió. Él se alejó un poquito, sin dejar de mirarla.
- Nunca voy a..
- ¿Ya te vas?
- Ya es tarde- dijo él con una sonrisa y una carcajada en la boca.
- Pero todavía no me has dicho por qué estás aquí.
Él la miró un momento y le sonrió. La cogió de la mano y le dio un beso.
- Nos vemos el Lunes. Se subió a su auto y se fue.

Ella estaba paralizada, helada, no tenía ni idea de lo que acababa de pasar. Miró al auto alejarse  y luego reaccionó. No podía creerlo. Eran las 12:15 de la noche del domingo, un nuevo día acababa de empezar y ya había pasado todo un suceso, digno de ser contado. 

Una vez que el auto se perdió en la neblina, ella volvió a su casa, se puso el pijama, se recostó en su cama, sonrió y dijo: NUNCA PODRÉ OLVIDAR ESTE DÍA.

Mientras tanto él seguía manejando camino a su casa. Cuando faltaban dos cuadras lo agarró un semáforo en rojo, en ese momento se puso a pensar en ese beso. Por fin llegó a su casa, se puso el pijama, se recostó en su cama, sonrió y dijo: NUNCA OLVIDARÉ ESTE DÍA, SIMPLEMENTE NO PODRÍA.

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